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Semblanza de un ladrón justiciero
Fantomas, conocido muy temprano como "La Amenaza Elegante", gustaba de estar al tanto de lo que sucedía en el jet-set parisino y en el panorama internacional, y participaba directamente de los últimos avances de la ciencia y la tecnología. De vez en cuando visitaba al profesor Semo en su isla de Oceanía donde participaba en emocionantes aventuras con robots o en expediciones a otros mundos.
Cuando se enteraba de alguna noticia importante, como el lanzamiento del avión supersónico Concorde en 1969, no vacilaba en armar una compleja estrategia para robarlo, llevarlo a la isla del Semo para que lo mejorara, y regresarlo después para gloria de la aeronáutica francesa.
Cuando algún meteorito o amenaza proveniente del espacio se acercaba a la tierra, partía en seguida para salvar al mundo (El peligro catastrófico de Eros, Cien años en un día).
Cuando no estaba enfrascado en la elaboración de algún ingenioso plan para despojar de sus tesoros a los magnates del momento, gustaba de leer, tocar el violín, escuchar música, ver películas con alguna bella chica, interpretar a Hamlet o entrenar todos los deportes posibles (incluyendo carreras de autos) batiendo con frecuencia récords mundiales.
Por supuesto, también gozaba de la vida. Por eso se le veía navegando en su lujoso yate Andromeda en compañía de sus bellísimas ayudantes, jugando a las cartas en los mejores casinos del mundo o asistiendo a los espectáculos más exclusivos del momento.
A partir de la década de los 80s sus preocupaciones fueron mas filantrópicas, y con frecuencia se le veía en colosales empresas en beneficio de la humanidad (Las buenas conciencias, Los niños que transformaron el siglo XX), al grado de involucrarse en una epopeya que salvó al género humano en la aventura futurista "6235 DC", la cual espero publicar próximamente en este sitio.
Sin embargo, a final de cuentas Fantomas era un ladrón. Robaba a quienes tenían demasiado o a quienes a su juicio no merecían atesorar sus riquezas. "Esto se verá mucho mejor en las galerías de mi refugio", solía decir. Impartía justicia siempre según sus convicciones. Así, lo mismo recuperaba la herencia de una viuda (La espada de Napoleón bien vale una batalla), la dote de una jovencita (Dos pájaros de un tiro) o la joya de algún amor del pasado (Una marca de nacimiento), al igual que se aseguraba de que algún estafador restituyera el producto de sus maniobras a sus legítimos propietarios (El chantajista que no murió del todo) o defendía alguna dama en peligro (6 sellos de correo y una dama en peligro). Impartía justicia, pues; aunque siempre aprovechando las ocasiones para obtener jugosas ganancias para sostener su enorme infraestructura (su refugio secreto, el periódico Galaxie 33, sus aportaciones a hospitales, horfanatos, etc, la manutención de sus apadrinados, el pago de los servicios de sus ayudantes y agentes en todo el mundo, la isla secreta de Oceanía, etc).
Esta afición de apoderarse de lo ajeno comenzó desde muy temprana edad (El primer robo de Fantomas) y siendo adulto lo lleva a hacerse analizar por Sigmund Freud (El día que Fantomas se psicoanalizó con Freud).
La Torre Negra
En el capítulo de hoy, Fantomas se encuentra con una misteriosa y lujosa torre en el centro de París y decide averiguar quiénes viven en ella. Pronto descubre que se trata de millonarios, la mayoría de los cuales se han hecho ricos de una forma despiadada. Amante de los retos, logra urdir un ingenioso plan para despojarlos sus riquezas mal habidas, vaciando la bóveda de seguridad que se encuentra en las entrañas mismas del edificio. La parte más difícil era: cómo entrar y salir?
Una original historia de la que por desgracia no se consigna el autor. Los dibujos fueron de Víctor Cruz, con la colaboración de las personas que lo asistían en la editorial Novaro: Héctor Cruz -su hermano ya fallecido-, Arnulfo Sánchez, -de cuyo talento hemos disfrutado en sus elaboradas ambientaciones-, y Marcelino Vigil. Gracias a Cristo_Pop por su participación en la edición de los escaneos.
Que ustedes la disfruten y hasta la próxima!
- Luis Van
Título: La torre negra
No.: 2-316
Fecha de publicación: 4 de agosto de 1977
Serie: Aguila
Editorial: Novaro
Semblanza de un ladrón justiciero
Fantomas, conocido muy temprano como "La Amenaza Elegante", gustaba de estar al tanto de lo que sucedía en el jet-set parisino y en el panorama internacional, y participaba directamente de los últimos avances de la ciencia y la tecnología. De vez en cuando visitaba al profesor Semo en su isla de Oceanía donde participaba en emocionantes aventuras con robots o en expediciones a otros mundos.
Cuando se enteraba de alguna noticia importante, como el lanzamiento del avión supersónico Concorde en 1969, no vacilaba en armar una compleja estrategia para robarlo, llevarlo a la isla del Semo para que lo mejorara, y regresarlo después para gloria de la aeronáutica francesa.
Cuando algún meteorito o amenaza proveniente del espacio se acercaba a la tierra, partía en seguida para salvar al mundo (El peligro catastrófico de Eros, Cien años en un día).
Cuando no estaba enfrascado en la elaboración de algún ingenioso plan para despojar de sus tesoros a los magnates del momento, gustaba de leer, tocar el violín, escuchar música, ver películas con alguna bella chica, interpretar a Hamlet o entrenar todos los deportes posibles (incluyendo carreras de autos) batiendo con frecuencia récords mundiales.
Por supuesto, también gozaba de la vida. Por eso se le veía navegando en su lujoso yate Andromeda en compañía de sus bellísimas ayudantes, jugando a las cartas en los mejores casinos del mundo o asistiendo a los espectáculos más exclusivos del momento.
A partir de la década de los 80s sus preocupaciones fueron mas filantrópicas, y con frecuencia se le veía en colosales empresas en beneficio de la humanidad (Las buenas conciencias, Los niños que transformaron el siglo XX), al grado de involucrarse en una epopeya que salvó al género humano en la aventura futurista "6235 DC", la cual espero publicar próximamente en este sitio.
Sin embargo, a final de cuentas Fantomas era un ladrón. Robaba a quienes tenían demasiado o a quienes a su juicio no merecían atesorar sus riquezas. "Esto se verá mucho mejor en las galerías de mi refugio", solía decir. Impartía justicia siempre según sus convicciones. Así, lo mismo recuperaba la herencia de una viuda (La espada de Napoleón bien vale una batalla), la dote de una jovencita (Dos pájaros de un tiro) o la joya de algún amor del pasado (Una marca de nacimiento), al igual que se aseguraba de que algún estafador restituyera el producto de sus maniobras a sus legítimos propietarios (El chantajista que no murió del todo) o defendía alguna dama en peligro (6 sellos de correo y una dama en peligro). Impartía justicia, pues; aunque siempre aprovechando las ocasiones para obtener jugosas ganancias para sostener su enorme infraestructura (su refugio secreto, el periódico Galaxie 33, sus aportaciones a hospitales, horfanatos, etc, la manutención de sus apadrinados, el pago de los servicios de sus ayudantes y agentes en todo el mundo, la isla secreta de Oceanía, etc).
Esta afición de apoderarse de lo ajeno comenzó desde muy temprana edad (El primer robo de Fantomas) y siendo adulto lo lleva a hacerse analizar por Sigmund Freud (El día que Fantomas se psicoanalizó con Freud).
La Torre Negra
En el capítulo de hoy, Fantomas se encuentra con una misteriosa y lujosa torre en el centro de París y decide averiguar quiénes viven en ella. Pronto descubre que se trata de millonarios, la mayoría de los cuales se han hecho ricos de una forma despiadada. Amante de los retos, logra urdir un ingenioso plan para despojarlos sus riquezas mal habidas, vaciando la bóveda de seguridad que se encuentra en las entrañas mismas del edificio. La parte más difícil era: cómo entrar y salir?
Infiltrándose en la torre negra cuando la mayoría de los inquilinos se encuentran de vacaciones. |
Una original historia de la que por desgracia no se consigna el autor. Los dibujos fueron de Víctor Cruz, con la colaboración de las personas que lo asistían en la editorial Novaro: Héctor Cruz -su hermano ya fallecido-, Arnulfo Sánchez, -de cuyo talento hemos disfrutado en sus elaboradas ambientaciones-, y Marcelino Vigil. Gracias a Cristo_Pop por su participación en la edición de los escaneos.
Que ustedes la disfruten y hasta la próxima!
- Luis Van
Créditos
Título: La torre negra
No.: 2-316
Fecha de publicación: 4 de agosto de 1977
Serie: Aguila
Editorial: Novaro
Dibujo: Víctor Cruz
Digitalizada por: Luis Van
Páginas: 36
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